Music is the life

Que Justin Bieber está, con permiso de Lady Gaga, hasta en la sopa nadie lo pone en duda. Ni tampoco que haya colado su sonrisa en cientos de miles de dormitorios de jovencitas. Pero ese fanatismo parece que no es inocuo. Al menos para el descanso. El ídolo del pop canadiense perjudica seriamente el sueño. O eso asegura la escritora y articulista Christina Pesoli.
A los tradicionales pósters que toda fan colgaba en sus paredes se le ha unido un variado merchandising que se cuela incluso en los espacios más íntimos. De hecho, gracias a sus sábanas, edredones y derivados se puede dormir con Bieber todas las noches sin ser Selena Gómez, su novia. Algo poco recomendable, según Pesoli. Al parecer la emoción de tener tan cerca al cantante de 18 años -aunque sea serigrafiado en el cubrecama- les acelera los latidos del corazón, un efecto similar al que provoca el consumo de grandes cantidades de cafeína y azúcar. Consecuencia: dificulta bastante el sueño.
Aunque este no es el único efecto secundario que desencadena Justin Bieber en sus seguidoras, autodenominadas Believers. «Empuja a las niñas a abandonar la niñez prematuramente y las condiciona a aceptar relaciones desequilibradas cuando sean mayores», detalla la experta, madre de una niña de once años.
Pero las investigaciones de todo tipo sobre el cantante no cesan. Ahora han descubierto que estaría emparentado con la mismísima Celine Dion. ¡Y hasta sería primo de la artista Avril Lavigne y del actor Ryan Gosling! Todo ello según los genealogistas de Ancestry.com, que han buceado durante el último año en los antepasados de Bieber hasta encontrar que sus familiares se remontan a algunos de los primeros colonos que hubo en Quebec hace más de 400 años. ¿Llevará el joven el gen de superestrella? Seguro que pronto también lo analizan